Ossama Bin Laden, el terrorista más buscado del mundo mundial, ha muerto. La versión oficial es que un equipo de fuerzas especiales estadounidenses asaltaron la residencia del ideólogo del 11-M y 11-S que tenía en Pakistán y lo fundieron a tiros. Otras voces menos autorizadas dicen que tropezó con su propia barba y murió en la caída. Ayer, de madrugada, a Barack Obama le faltó tiempo para apuntarse el tanto. Así que las casas de apuestas ya no tienen tan claro que el diligente de Estados Unidos vaya a marchar por la puerta de atrás en las elecciones del año que viene. Después de una política nefasta llega este "milagro" electoral, el comodín que a cualquier político le hubiera gustado sacarse del brazo. ¿Coincidencia? No seáis mal pensados. Pero también toca los huevos que no se hayan difundido imágenes de su cadáver, y suena algo curiosa la explicación que dio el ejercito americano: tras cerciorarse de que el ADN era en efecto el del fundador de Al-Qaeda se lanzó el cadáver de Bin Laden al mar, más que nada para que el enemigo no convirtiera su tumba en lugar de peregrinación. Cosa que huele a podrido. No hay cadáver, pues entonces esta versión puede ser tan cierta como que yo soy multimillonario.
Ossama Bin Laden ha muerto. Y con su desaparición se abren infinidad de interrogantes. ¿Habrá represalia por parte de su grupo terrorista? ¿Quien ocupará ahora el trono de ser más malo del mundo mundial? ¿Mourinho? ¿Banco Cetelem? ¿Cómo llamaremos ahora a los billetes de 500€? Estas respuestas y algunas más, en próximos capítulos de Blogdetodo.es
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