viernes, 11 de febrero de 2011

Relato: El hombre sin pene.


Acabo de ver que varios relatos se han colocado, gracias a  vosotros, en el top de lo más visto en Blogdetodo. Así que este mes, de regalo, doble ración de relato.



RELATO:   EL HOMBRE SIN PENE

I

Andrés se levantó sobre las cinco. El sueño se abatía sobre él, tentándolo a regresar a la cama. Pero debía ser fuerte. Empezaba a trabajar como peón en una fábrica y antes de eso debía afeitarse, vestirse, y tomarse un tazón de café del tamaño de una palangana. Se acercó al lavabo, subió la tapa del inodoro y cuando se bajó los pantalones para orinar descubrió que estaba sin pene. Sin miembro viril. Sin carné de padre, vamos. Donde tenía que estar la colilla, como la llamaba su mujer, ahora no había nada. Ni sangre, ni muñón, ni tan siquiera un agujero. Como si jamás hubiera existido. Una oleada de angustia lo abordó. Debo de estar dormido, pensó. Se dio la vuelta, se lavó la cara dos o tres veces con el agua bien helada y sin secarse volvió a posar los ojos en la entrepierna. Nada. La puta picha se había esfumado. Evaporado. Empezó a caminar por el salón, poseído por una ira infinita. Cogió el teléfono, dispuesto a llamar a urgencias. Colgó antes del primer tono. No estaba dispuesto a que se rieran de él. Y menos a las cinco de la mañana. Se fue a la cocina, llenó un vaso de güisqui y lo tomó de un trago. Volvió a mirarse el paquete. Seguía sin ver nada. Pensó: con una copa no se arregla nada. Tómate otra. Camino del segundo chupitazo le asaltó una duda. Ingiriendo liquido, ¿por donde coño lo iba a expulsar? ¿O es que se solucionaría el asunto defecando? ¿Que cojones estaba pasando? ¿Se le había ido la cabeza sin darse cuenta? ¿Había perdido la cordura? ¿Qué narices iba a hacer a partir de ahora? Lo raro de todo el asunto es que no sentía dolor.

II

Tras media hora dando tumbos por el salón, decidió acercarse a la habitación y despertar a su mujer. Ella era la sensata de la relación. La que pensaba por los dos. Que si "este coche no es bueno ¿Dónde meteremos al niño cuando nazca?" "¿Este trabajo no te conviene, deberías hablar con tu jefe...". En fin, superando la vergüenza y con valor, se dirigió a la habitación con paso firme. Notaba el sudor corriendo por la espalda. ¿Que pensaría su mujer? ¿Se reiría? ¿Y si era ella quien se la había llevado? No, no, de ninguna manera. Pero... ¿y si fuese cierto? No podía ser, JAMAS LE HABÍA DADO MOTIVOS PARA VENGARSE DE UNA FORMA TAN CRUEL. Vamos, Andrés, la bebida está empezando a hablar por ti. Despiértala y al menos tendrás a alguien a quien contarle esta puta ida de olla. Intentó abrir al llegar a su alcoba, pero ¿cual fue su sorpresa? No tenía mano para agarrar el pomo.


III


 No jodas ¿Sin pene? ¿Sin mano? Se acercó al tabique que tenía más cercano y golpeó su frente contra él con todas sus fuerzas. Notó un breve mareo y una cortinilla de sangre cayó sobre su ojo derecho. Miró hacia su mano y seguía sin estar ahí. El pene tampoco. Volvió a la habitación, la abrió de un empujón y grito a su mujer, aunque su boca no emitió sonido alguno. Regresó al baño y la imagen que le devolvió el espejo hizo que se acojonase totalmente. Le faltaba la oreja derecha, la nariz,  parte del pómulo y ojo izquierdo… Solo los labios parecían enteros, colgando de algún tipo de hilo mágico en esa masa de infinitas partes vacías. Parecía una criatura sacada del último best seller de Stephen King. No tenía rodilla izquierda, ni tobillos, así que se preguntó como había podido llegar hasta el sillón del comedor y dejarse caer sobre el. Estaba mentalmente exhausto, triste, y abrumado por las circunstancias. Muy a su pesar comprendió que se acercaba el final. Su padre le dijo una vez que un hombre, tenía que vivir la vida teniendo la sensación de que lo dejaba todo cerrado a su paso. No sabía si lo había cumplido pero la tristeza dio paso a una sensación de paz. Miró a su cuerpo y vio que allí ya no quedaba nada reconocible. Una broma pasó fugazmente por su celebro. Quizás tampoco hubiera sido tan malo quedarse sin pene. Mejor algo que no todo. Sonrió. Después desapareció la sonrisa. Después de eso… la nada.
senovi
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3 comentarios:

  1. Esto me recuerda mucho a "La metamorfosis " de Kafka..Espero que el personaje o el autor no tenga el mismo "problema" de fondo con su padre.

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  2. EL IMPERIO CONTRAKAFKA19 de febrero de 2011, 11:51

    Es un comentario bastante friki colega. ¿no seras como los de los de las encuestas que dicen que ven muchos documentales cuando ven solo gran hermano, no? porque si esto se parece a la metamorfosis de Kafka yo soy rasputin del toboso

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