martes, 15 de febrero de 2011

¿Goya o gays 2011?


Pues al final no fue para tanto. Toda la semana hablando del posible encontronazo entre Alex de la Iglesia y González-Sinde, durante la ceremonia de entrega de los Goya 2011 y al final quedó en nada. Cogidos del brazo desfilaron por la alfombra roja y se dedicaron un sinfín de falsas sonrisas. Tampoco al permanecer juntos en sus respectivos asientos se entrevió tensión alguna. Solo hubo un momento en el que la cara de la ministra reveló tensión y fue durante el discurso del ex Presidente de la Academia. Pero ahí tampoco pasó nada. Pasó de puntillas sobre la Ley Sinde y solo se mojó a favor de los internautas al declarar que "Internet es la salvación de nuestro cine" (aunque no dijo como). Por otro lado, la manifestación impulsada por Anonymus frente a las puertas del Teatro Real de Madrid, tampoco movilizó a tanta gente como cabía esperar (según la prensa solo asistieron unas 200 personas). Una leve lluvia de huevos, unos improperios hacia la ministra y el reparto de unas octavillas con enlaces directos donde descargar las películas nominadas fue lo que dio de si el acto de protesta. En general, la gala fue aburrida, carente de ritmo y con dos sorpresas. Una, negativa: la payasada de Jimmi Jump que volvió a hacer de las suyas y la lió cuando entregaban a Bardem el premio al mejor actor principal y salió paseándose calado con su barretina por el escenario (alguien debería hacerle un test mental a este personaje). La otra, positiva: los nueve Goya que acumuló la cinta Pa Negre que se erigió como la gran vencedora de la noche, y que demuestra que, a diferencia de injusticias pasadas, la Academia de Cine vuelve a interesarse por los productos hechos en Cataluña.



Ahora, los que piensen que ahí acaba todo, se equivocan. Los que querían polémica y carnaza, están de enhorabuena. Un artículo publicado en la página digital del diario ultraderechista La Gaceta (propiedad de Intereconomía, y con eso ya lo digo todo) explica su versión sobre el porqué de la victoria de esta última. Ahí os lo dejo, no tiene desperdicio:

Santiago Mata. Madrid
Nueve Goyas se llevó el domingo Pan negro, película de buena factura pero de un repetitivo guerracivilismo, donde los nacionales son los malos y algunos republicanos, involucrados en una trama de asesinato, son también malos. Más de lo mismo, ya que ese matiz sólo aporta ideología de género para denunciar la represión de la homosexualidad.
Lo grave, según los críticos que conocen la Academia de Cine, es que esta película ha ganado porque en esa institución se ha formado un frente catalanista en los últimos años, con la entrada a mansalva de técnicos y actores de dicha procedencia, que han votado a una, a diferencia de los castellanohablantes, divididos por su personal criterio artístico, y últimamente por los debates de la ley Sinde.
Este vergonzoso corporativismo llegó al extremo de dar a Pan negro hasta el Premio al Actor Revelación (Francesc Colomer), en lugar de a quien lo merecía, el boliviano Juan Carlos Adubiri, de También la lluvia.
Todo lo que ganaron los Goya el año pasado en independencia lo han perdido ahora en pro de una ideologización que enfadó no sólo a Álex de la Iglesia, sino a Icíar Bollaín, que anteayer mismo anunció que no se presentará a presidenta de la Academia.
Precedente Gaudí
La gala fue aburrida, ha perdido 300.000 espectadores, y el premio a Agustí Villaronga por ser homosexual y catalanista repite el pucherazo de los Premios Gaudí, el 17 de enero, al ganar 13 de las 15 estatuillas a las que estaba nominada la versión original, Pa negre. Sus partidarios apabullaron mandando cartas para pedir el voto, cosa que está prohibida en los Goya. Nadie ha investigado si esa campaña de hace un mes puede haber afectado a la votación del domingo.
No basta con ser catalán si no se pliega uno a la ideología y lobby rosa, así que se quedó fuera de los Goya Héroes, de Pau Freixas. En cambio, a Villaronga le avalaba no sólo su orientación sexual, sino la productora Isona Passola, conocida en el ámbito nacionalista de ERC. No en vano, con ella se fue a celebrar la victoria el director.
Ser de izquierdas, pero español, en este caso fue un inconveniente para el documental Ciudadano Negrín. Así que el premio fue para el halago del ex alcalde socialista de Barcelona, Pasqual Maragall, Bicicleta, cuchara, manzana, de Carles Bosch. Un fin de época donde Cataluña decide y España paga.

Señoras y señores. Franco ha vuelto. Y está entre nosotros….
senovi.
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