martes, 1 de febrero de 2011

El Relato de Febrero: Fuego.


Hoy me he levantado con ganas de matar. No se como explicarlo, siempre empieza con un pequeño tic sobre esa venita que sobresale en mi ceja izquierda. Noto un sabor metálico en la boca, y como una quemazón intensa en los testículos… Tampoco me pasa muy a menudo (bueno, en lo que llevamos de año un par de veces), solo es que cuando se te juntan los problemas del curro, tu mujer te da la brasa y ahora por si fuera poco la mierda de la crisis, se me calienta la cabeza y…
Recuerdo la primera vez que me pasó, creo que tenía siete u ocho años. ¡Que cabrón el puto Mario Garriga ese de las narices, nos tenia a todos los compañeros de clase acojonados!. No fue difícil. Jugabamos en clase de natación a eso que hacen todos los niños de: ¡abre las piernas que te paso por debajo!. Aproveché la ocasión y ¡zas!, un pequeño golpe en los huevos. Fue divertido. Bueno, más que divertido, fue una mezcla de nervios, adrenalina y porque no...paz. Si, paz por que no me volvería a robar el bocadillo en clase, ni el dinero que me daba mi madre para la tienda de chuches, ni me pintaría con bolígrafo el abrigo nuevo que me habían regalado mis padres y que tuvimos que tirar a la semana siguiente porque ya no tenía arreglo… Me sorprendió que fácil parecía, simulé ayudarlo cuando con todas mis fuerzas tiraba hacia abajo de él mientras convulsionaba (vaya ostia me lleve, por cierto). Cuando la profesora se quiso dar cuenta ya llevaba cerca de 40 segundos tragando agua. Intentó reanimarlo, los niños acompañaban el rítmico cantar de las respiraciones de la monitora mientras le practicaba el boca a boca, pero no lo logró. luego me enteré de que padecía un pequeño problema respiratorio que acentuó el proceso de asfixia, un chaval normal seguramente se hubiera salvado. Pensé que había tenido suerte pero si lo volvía a intentar debería ser un poco más concienzudo…
Hoy me he he levantado con ganas de joder a alguien, pero poco a poco. Quiero verlo sufrir, quiero verlo pidiendo clemencia por su vida mientras me desahogo un poco. Joder con esto del euribor de las narices. Llevo tres años pagando piso y me ha subido la cuota en más de seiscientos euros. Alguien lo tiene que pagar. Podría ser ese de ahí, el que duerme sobre el banco... no creo que lo eche nadie en falta. Un pordiosero de esos que se pasan las horas con la botellita, siempre mamados. Coño, treinta y pocos tacos y desempleado. No me extraña que haya tanta crisis, tanto parado… lo que hay es un montón de vagos de mierda que no tiene ganas ni de dar un palo al agua. Fíjate en ese, por ejemplo. Quiero ir al cajero a sacar pasta y tiene todo el tinglado montado como si fuese su casa: cartones, una carretilla con telas y a saber cuanta mierda más…
Creo que el día que me lo pasé mejor fue cuando me cargué a tres de un golpe. Fue todo un reto, por cierto. Un pequeño hat trick de esos como los llaman en fútbol. Un poco más y me llevo uno de los cadáveres para casa de recuerdo…jajaja. Vi salir unas pequeñas llamas de un edificio cercano a casa, se ve que la propietaria, una cuarentona que tenía dos críos pequeños se dejó una estufa de esas encendidas demasiado cerca de una cortina y joder, como prenden las zorras… Eché la puerta de un empujón, escuché los gritos en una habitación y allí me encontré el belén: la madre y dos mocosos arrinconados en un dormitorio infestado en llamas. Pues de repente vi la luz, que fácil seria. Tan solo tuve que volver a cerrar la puerta y darle una patada al pomo. Fue increíble ver, mientras cerraba, la cara angustiada de la mujer, las lágrimas de los niños… Al día siguiente los encontraron abrazados, en una esquina.
Hoy tengo que intentar algo más grande, pero con cuidado, siempre con cuidado… no vaya a ser que me pillen. Ya se sabe que la cárcel es un mal sitio para un policía…
senovi.
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