sábado, 13 de noviembre de 2010

Las mujeres solo sirven para limiar.

Domingo 7 de noviembre. Barcelona es la capital del cristianismo mundial. El Papa, aprovecha su estancia por la Ciudad Condal para dar una misa ante 250.000 feligreses en directo y otros cuantos millones por televisión. La Sagrada Familia, el super-hiper-mega-bestial templo eternamente inacabado de Gaudi, espera ser consagrado. Y en ese punto -el de la dedicación al culto- es donde surge la polémica: TV3, la cadena autonómica catalana encargada de retransmitir la ceremonia capta una imagen que lleva dando toda una semana de que hablar. Según el ritual de dedicación al culto de una iglesia, el oficiante –en este caso el Papa– unge el altar con crisma, una mezcla de aceite y perfumes para uso sacramental. Luego, el altar es incensado. Terminado esto, unas religiosas secan la mesa del altar, colocan un lienzo impermeable y luego cubren el altar con un mantel. Cuando llegó ese momento, las siete religiosas de Cristo Sacerdote subieron al presbiterio. Y se pusieron a limpiar ante la mirada de los hombres. Se había derramado aceite en el suelo, y algunas de ellas tuvieron que agacharse para hacer desaparecer esas gotas (solo les faltó el anti grasas KH7), haciendo involuntariamente que la imagen resultase mucho más humillante. En resumen, siete monjitas de negro rodeadas por una veintena de curas de punta en blanco presenciando esta demostración del papel que ejerce la mujer ante los ojos de la iglesia: SOLO SIRVEN PARA LIMPIAR.
Las "damnificadas", pertenecientes a una orden religiosa denominada Auxiliares Parroquiales de Cristo Sacerdote se protegen: "Para nosotras fue un regalo, fue llevar nuestra labor cotidiana a un momento muy solemne; lo hicimos encantadas, con entusiasmo y con ilusión", sostiene Antonia Cano, madre superiora de una pequeña comunidad de esta orden que cuida la sacristía de la catedral de Barcelona. Pero el publico de a pie, ya sean o no cristianos, quedaron repugnados por la situación, he incluso voces autorizadas dentro de la iglesia no han podido quedarse al margen, tal y como la Presidenta de Mujeres de la Iglesia, que argumenta:"Ellas ejercen así su vocación, es su libertad hacerlo; el problema es que haya hombres en la Iglesia Católica que piensen que ese es un trabajo de mujeres". Según ella "haber incluido a algún diácono o seminarista en esa tarea concreta habría sido una opción de paridad."
Más le vale a la Iglesia que se apunte a lo del: "renovarse o morir", porque con imágenes como esta, pocos jóvenes se van a sumar al carro del cristianismo. Y los jovenes son EL FUTURO.
senovi.
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