viernes, 12 de noviembre de 2010

Does This Look Infected? Crónica del Eastpak Antidote Tour.



La música goza de una característica de manera que el cine, no obstante, la vive de manera inversamente proporcional: El Universo de material de calidad es bastante más amplio que los productos más insulsos o anodinos. La música tiene esa faceta religiosa que premia con un paraíso eterno de posibilidades una vida de buenos actos, entiéndanse como darle una oportunidad a ése o aquél genero, dar más de dos canciones de margen a un grupo desconocido...

Pero a mi entender el paraíso hay que ganárselo, y, como algo que para mucha gente vale la pena una vida de dedicación, es selecto. Ayer el Sant Jordi Club (El cielo ayer debía estar allá, en el Olimpo del Estadio de Montjuïc. Razzmatazz es un templo que no hubiera merecido que no la entendieran), bien parecía una congregación de sectarios beatos, se dieron cita miles de personas que, como aquellas altas esferas de la Edad Media subordinaban el hombre a Dios, justificaban una idolatría a un dios mayor anulando su condición humana. Ayer el Sant Jordi Club tuvo mucho del exitoso Barça de esta década. Una Marabunta de personas que anulan su sosiego, niegan todo tipo de atención al continente (fútbol, la música o el Punk) y desbordan los templos donde sus dioses ejercen lo que les ha llevado a ello. El Barça y el Punk-pop tienen mucho de gustar, de estética que atrae, de rebeldía, de buena racha. Pero a la vez que el equipo de Guardiola es pequeño de estatura y de musculatura rala, el Punk bastante tiene con la enorme cantidad de críticos que no justifican en el canto a un sentimiento como siempre hace el no hacer solos de guitarra de 5 minutos. Con lo cual peor aún les viene una masa de público que sí, llena las arcas y dan voz, pero que no salen a gozar del enorme universo que representan para quedarse solo en un fanatismo hacia ellos mismos que lo único que hacen es abusar de las buenas intenciones de sus ídolos.

Veara trajeron de Georgia su emo-punk melódico, edulcorado con la abstracción sencilla y gratificante de sus coros a los que te agarras como al tranvía que pierdes. Se notó el sobreesfuerzo debido a un sonido vergonzosamente horrible (no se puede permitir esto en el año 2010), lo cual les da puntos y gratitud por parte del (ínfimo) público que no pedía a Sum 41 tras cada pista. Epitaph está que no para estos últimos años y sus Veara son un excelente material, una excelente alternativa de la escuela All Time Low, The Audition o The Academy Is...

Riverboat Gamblers aportaron algo de screamo y guturales pero tampoco consiguió mover a un público que, y de ahí mi introducción, no salió de Sum 41 ni ese día ni los meses en los que seguro gozaban ya de entrada para el festival. Una pena porque todo lo que sea aportar a que la gente no vuelva pues es una mala noticia para el punk en particular y la música en general. Empezaron algo fríos este cuarteto de punk-rock con travesías tupa-tupa de lo más simpáticas.

Mi histórico encuentro con Jim Lindberg no decepcionó a pesar de las contradicciones y polémicas que han suscitado su proyecto "Black Pacific", que han supuesto al ex-Pennywise volver a actividades las cuales adujo que eran razón por la que dejaba al gigante Punk-rock de los últimos 20 años. En mi imaginario siempre supe que empezaría con la pegadiza The System y así fue, para seguir con un bolo que bien pasa al currículum personal como algo reseñable. Hay que agradecer a los tres miembros del festival acompañantes de SUM 41 el esfuerzo y descaro en sus conciertos ante un público de conos que no se hartó de pedir la (programada a las 22) presencia de los canadienses.

La puesta en escena de los deseados Sum 41, con esa reproducción de la intro de Chuck y la representativa Hell Song emocionó por la humildad y fuerza de los integrantes de la banda. Desde el principio quisieron decir que muchas cosas les ha llevado a donde estaban y que hay que ser abierto a todo estímulo para realizar tus sueños. El enorme batería Steve Jocz se bastó de ilusión de sus inicios, realmente con la cara de un niño desempapelando una PS3, para llevar el hilo rítmico con el lenguaje musical sublime para deleitarnos con su técnica.

Derick manejó los tiempos y ejerció de psicólogo/sociólogo ante una masa que era difícil de manejar. No la movía la música, la movía solo e innegociablemente Sum 41. Era como querer hacer parar de llorar a un bebé con la genial Old Boy de Park Chan Wook. No estaban preparados para ello y eso les frustraba. Inteligentemente el set list deparó We're to Blame, con el primer hiato de 5 minutos para ganar algunos metros, el pulmón improvisado de esa noche, my direction y la completísima Walking Disaster, hasta tomar un respiro súbito con Skumfuk, un nuevo tema que muy amablemente nos presentaron. Es quizá la primera vez que un nuevo tema escuchado por primera vez en directo me flipó. Sum 41 han estado por sus cosas el último lustro y en la época de facebook y Myspace has de estar en el dedo del botón izquierdo del ratón, pero ayer demostraron por enésima vez ser unos músicos geniales-. Jason Mc Caslin parodía el género de los gamberros siendo más formal que un directivo de empresa, otrora pedazo bajista-. En exclusiva para la memoria de los que estuvimos allá tendremos siempre los covers de For Whom the Bells Tolls de Metallica (con insistentes peticiones de una de Manowar de los que no saben que Slayer son mejores, valga la licencia que acabo de tomarme) y de la "vietnamita" Paint it Black de los Rolling.

Varios respiros más y paréntesis ante la invasión de Circle Pits-homenaje a los videos de Underclass Hero y Fat Lip de los canadienses (muy bien Brown Town y su homenaje a Barcelona parafraseando a los Knack), Still Waiting, para muchos el mayor tema de Sum 41, con esos gritos arenga de Deryck que estrujan el sosiego, puso en escena el desenlace de un concierto que a medida que avanzaba ya te imaginabas como ibas a recordarlo los días siguientes. Los discursos de Deryck (adecuados en sala, no sé yo si en festivales donde el tiempo apremia) dieron calor donde el sudor no llegaba para los bises. Una Pieces que representó la faceta baladítica de los músicos y la representación de la simpatía hecha canción como es In Too Deep para dar paso a la despedida, con una Pain For Pleasure -O cómo hacer Hard Rock Metal en minuto y medio- que fue un detalle en clave de querernos hacer vivir hasta la última faceta de un grupo que si se sube definitivamente al tren de la promoción por redes sociales, volverá al Candelero de las quintas de guitarra y el tupa-tupa. Felicidades a todos los grupos!
Toni_Rosa.

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