martes, 26 de octubre de 2010

Forzar la máquina

La prensa deportiva se hacía eco ayer por la mañana del carrerón de domingo de Fernando Alonso en el Gran Premio de Corea. Su victoria, sumada al abandono de los Red Bull, lo acerca vertiginosamente hacia su tercer título mundial. Desgraciadamente, su fantástico resultado ha quedado empañado por una nueva desgracia deportiva, aunque en esta ocasión se trate "tan solo" de un susto mayúsculo. Me refiero al paro cardíaco que sufrió el domingo Miguel García, centrocampista del Salamanca durante el partido que enfrentaba ayer a su equipo ante el Betis. Por unos instantes planeó sobre el estadio Helmántico el recuerdo fatídico de los episodios similares que padecieron Antonio Puerta o Dani Jarque cuando la afición local vio desplomarse al albaceteño. Sin embargo, y gracias a la gran intervención de los servicios médicos del club, llegó sano y salvo al hospital. Esta mañana, después de comprobar su evolución, los servicios médicos han dictaminado que Miguel García debe abandonar el mundo del fútbol, noticia que ha aceptado el joven jugador con dolor y resignación.
El porqué de estas situaciones es incomprensible. Aunque Miguel ha declarado que tiene antecedentes familiares que han padecido problemas del corazón, la razón me invita a pensar si el profesional de hoy en día está obligado demasiado a forzar su cuerpo. La agencia antidopaje prohíbe el consumo de numerosas "drogas", pero solo ver la lista de las permitidas hace que uno se eche las manos a la cabeza con lo que se pueden llevar al cuerpo esta gente: vitaminas, proteínas, ayudas ergogénicas, preparaciones homeopáticas, preparaciones de medicina tradicional, aminoácidos, extractos de hierbas, ácidos grasos esenciales, prebióticos, enzimas, glándulas, metabolitos y minerales (eso sin contar las famosas papillas que se cepillaban los jugadores del Sevilla).
Está muy bien eso de tener en todos los campos y estadios del país desfibriladores al alcance de los servicios sanitarios para los momentos de urgencia, pero antes de llegar a mayores deberían empezar por lo básico: no forzar tanto la máquina. Menos estimulantes, y como hace Rafa Nadal, se toma un plátano durante los partidos y... como una moto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario