El Relato de Agosto: Quiero.

Me senté a la mesa. Frente a mi, mi marido seguía hipnotizado con la previsión meteorológica. Como si le importara. Como si necesitásemos saber si llovería en San Sebastian o el calor que iba a hacer en Mallorca el domingo. Lo llamé.

• ¿Paco?
• ¿Si cielo?
• Quiero...

Quiero que me mires de vez en cuando. Que dejes de sonreír como un gilipollas. Que no digas que si a todo lo que te cuente, que pareces un perrito de esos que adornan la parte trasera de los coches. Quiero...

• Quiero...

Quiero que me lleves a cenar de vez en cuando. No hace falta que sea nuestro aniversario para hacerlo. Quiero que me compres rosas, pero no las que te ofrecen los chinos en el bar donde te pones ciego de cervezas con los amigos. Quiero ir al cine – ahora dicen que es en color, ja, ja-. Quiero que levantes la voz, que me cojas y me hagas el amor sobre la mesa hasta que me vuelva loca. Quiero...

• Quiero...

Quiero que seas mi compañero de viaje. Que participes. Que dejes de moverte por el mundo como un zombi de esos que salen en las pelis de George A. Romero. Quiero...

• Quiero...

Quiero marcharme de aquí. Me ahogo. No puedo más con esta farsa que dura ya dos décadas. Te odio. No te aguanto más. Quiero que llegue septiembre para que vuelvas a la fábrica y no verte el pelo hasta la noche. Quiero...

• Quiero...
• ¿Si cielo?
• La sal, por favor.
• Aquí tienes. Te quiero princesa.
• Yo también te quiero...
  

  senovi.

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