martes, 22 de febrero de 2011

Comprar revistas porno


Hugh Hefner, el magnate octogenario del imperio Playboy anunció recientemente a través de Twitter, que se nos casa. Y lo hace con una conejita 60 años más joven que él, Crystal Harris. A sus 84 años y por tercera vez pasará por el altar. ¿Será esta la afortunada que heredará los 1.400 millones de dolares que se sospecha que alcanza la fortuna del viejete más suertudo del mundo?
Al leer la noticia me acordé de mi época de soltero. Cuando no existían Youporn, Pornotube o las miles de páginas eróticas que están al alcance de un solo click por Internet. Cuando no había más remedio que echar mano (y nunca mejor dicho) de las revistas porno.
Comprar estas revistas me resultaba una aventura. Uno se acaba acostumbrando, pero al principio, lo pasé fatal. Vaya, esto último ha sonado como un anuncio de crema contra las hemorroides. En fin, a la hora de comprar una de estas revistas, para el que actualmente no disponga de Internet o sea de la vieja usanza, ahí van una serie de recomendaciones.
Empezamos con el denominado "Vuelo de reconocimiento". Al aproximarnos a un quiosco pasamos rápidamente para que no se fijen en nosotros. Hay que ir con cuidado. Tengo un amigo que de tanto forzar la mirada en estos vuelos se quedó bizco. Eso sí, por fin ha conseguido escribir en el teclado y mirar al mismo tiempo la pantalla del ordenador. Sigamos. En el "Vuelo de reconocimiento" intentamos localizar nuestro objetivo paseando velozmente y mirando de reojo: revistas de cine, prensa rosa, periódicos...¡Bingo! Revistas guarrillas. Lo que suele pasar es que cuando las acabamos descubriendo estamos ya en la panadería...

  • Esto... ¿Me da un Donuts, por favor?

Con el despiste descubres que en realidad no era una panadería, era una copistería.

  • Si quiere le hago una fotocopia y luego se la come.
  • No gracias.

Y te das una vueltecita a la manzana para que nadie sospeche de cuales han sido tus primeras intenciones.

Luego está "El Contacto". Entras en el quiosco, decidido. Eso si, cuando no haya nadie comprando. Este es un punto sin retorno. O te decides y pasas una noche salvaje o te la cascas con Marujita Díaz por televisión. Tu mismo. Llega alguien. Vaya, una abuela. Tu te entretienes mirando las portadas de los periódicos haciéndote el despistado. La abuela dice:

  • No, no, que estaba antes ese señor. Pase, pase, que no hay prisa...

El quiosquero que sabe que todos los periódicos llevan las mismas noticias ha adivinado cual es tu propósito. Empieza a mirarte sospechosamente. Finalmente coges el Marca y dices:

  • Póngame también un paquete de chicles y una...una...

El quiosquero que pierde la paciencia te suelta:

  • Va, bueno, ¿que revista porno quieres?

Llega la fase más embarazosa: "La Elección". He dicho elección, no erección. Eso viene más tarde. Nunca hay que decir en voz alta nuestra elección. Como mucho levantar un dedo y decir en voz muy bajita...

  • Esa (dices tu).
  • ¿Cual? (responde el dependiente)

Y miramos a otro lado en plan Laudrup mientras señalamos...

  • Esa (con un sudor frío empapándote las cejas)
  • A ver niño, que no tengo toda la mañana. ¿Cual quieres? ¿Culitos estrechos siempre derechos? ¿Sexo Gay es lo que hay? ¿A mi hormiguero le gustan las Trancas y Barrancas?

Acabas cogiendo la revista tu mismo y le dices...

  • ¿Cuanto es?

Y como que nadie compra nunca las porno, el dependiente dice en voz alta...

  • María, ¿cuanto vale la de Tetas como Croquetas?

La gente hace rato que te mira y tu dices lo típico...

  • No, no, si no es para mí. Es para un amigo enfermo.

El dependiente te mira y con una sonrisa te dice...

  • También tengo unos cuadernos de Pinta y Colorea, si lo prefieres...

La vieja te mira pensando...

  • Tu si que estas enfermo...

Y huyes con la revista guardada dentro del Marca y ya sabes donde no vas a poder volver. Llegas a casa y te das cuenta que con los nervios has perdido la revista por el camino. Pones Sálvame, y piensas: igual no es tan mala idea ver la entrevista a Marujita Díaz.

senovi.

Share |

1 comentario: