martes, 26 de julio de 2011

Microrelato: La llamada




Sonó el teléfono. Abrí los ojos con el corazón acelerado y estiré de manera automática el brazo para coger el Sumial. Lo primero es lo primero, pensé. Coge el teléfono y luego te tomas el anti-taquicardias. Me calcé las zapatillas a tientas en la oscuridad de mi habitación mientras una sucesión de recuerdos se iban agolpando en mi cabeza: mi padre -que en paz descanse- muriendo en su cama de la residencia de un ataque al corazón mientras dormía; mi marido -Dios lo tenga en su gloria- tirado en la cuneta de la A7 mientras los sanitarios intentaban sin éxito reanimarlo... Llegué al comedor, y el teléfono parecía una risa macabra rompiendo el silencio. Cógeme, cógeme, parecía decirme. Y seguía riéndose. Soy la muerte. Cuanto tiempo ¿verdad?Te echaba de menos. Miré el reloj: Las dos de la madrugada. Ya sabes, cariño, nada bueno pasa cuando te llaman de madrugada. ¿Verdad? Y me acordé de Luis. No por favor. Mi hijo no. Ninguna madre debería sobrevivir a sus hijos. Me aferré a la Cruz de Caravaca que se columpiaba en mi cuello y aterrada levanté el auricular: ¿Sí? ¿Dígame?
senovi
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